viernes, 8 de febrero de 2008

El Sonido de la Cuaresma



La cuaresma de Salamanca tiene un sonido único, frio y conmovedor, recogido e íntimo, que casi pueden confundir con el silencio aquellos que solo prestan oídos a la algarabía y la celebración de pan de oro.

El el sonido de los zapatos de los humildes, de los trabajadores, de las madres, de los escolares, de los cofrades, de las hermanas, que casi sin querer pisar las baldosas ajadrezadas de San Esteban acompañan cada año, en la mas solemne de las procesiones, al Cristo de la Buena Muerte por el Claustro de los Reyes, apenas ornado, y entre denso incienso.

¿A quien no se le han puesto los pelos de punta al ver alzar al secretario la bandera, la primera de este año?

Las voces temblorosas como las velas que alumbran entonan "Pueblo mío" y "Victoria tu reinaras", que lejos de ser dos elegantes marchas de procesión, son el canto humilde y sencillo, de los fieles, que estremece.

Poca luz, poca voz, poca flor. A veces el silencio es la mejor música.

El miércoles de ceniza, el retumbar de las pisadas en el suelo al avance de las andas y las cruces cenicientas me hacen saber que estamos en Cuaresma en Salamanca.


1 comentario:

Lucano dijo...

Conocí este momento, por fin, hace unos días. Hubo silencio. Hubo pisadas. Hubo ceniza. Y hubo también "Perdona a tu pueblo, Señor".